Llegan las vacaciones. Los hábitos cambian y nuestras buenas costumbres también. Pero hemos de saber cuáles son los principales peligros para nuestros dientes y las consecuencias de un verano sin la adecuada higiene bucodental.
El calor y el buen tiempo invitan a tomar un mayor número de bebidas azucaradas, bebidas alcohólicas e, incluso, a fumar más. Si no respetamos y cuidamos nuestra dentadura, el verano nos puede pasar factura.
Y esa factura se transforma en incremento de la placa bacteriana, problemas de gingivitis, lesiones e inflamaciones en las encías y, sobre todo, las temidas caries.
¿Qué debemos y podemos hacer para evitarlo? En general, mantener los buenos hábitos de limpieza y una buena hidratación. Pero más concretamente, desde el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia (ICOEV) se recomienda
1.- Seguir con el cepillado de nuestros dientes, al menos, tres veces al día (aunque deberíamos hacerlo cada vez que comemos).
2.-El cepillado no es suficiente. Debemos además utilizar el cepillo interdental y la seda dental para conseguir sacar los restos de comida que se quedan entre las piezas. Hacemos cepillados muy rápidos y olvidamos que entre los dientes también se queda comida y hay que saber sacarla.
3.-Usar un colutorio o enjuague bucal con flúor. Los recomendados para niños son buenos tanto para ellos como para los adultos.
4.-Beber agua en cantidad. La falta de una hidratación adecuada (se recomiendan dos litros diarios de agua) puede implicar un aumento de la placa bacteriana e incluso problemas de inflamación de encías así como de creación de caries (azúcar).
5.-Moderar la ingesta de bebidas carbonatadas, ácidas, azucaradas y alcohólicas sin olvidar limpiar los dientes a conciencia tras su ingesta.
6.-Ser especialmente precavido con los traumatismos dentales ya que aumentan un 30% en la época estival. Desde el ICOEV, recomendamos el uso de protectores dentales en el caso de actividades deportivas así como el uso del casco integral en cualquier desplazamiento en vehículo de dos ruedas.
7.-Si no es posible dejar de fumar (que sería lo idóneo para nuestros dientes), moderar y controlarlo. Es necesario recordar que en el 100% de los casos, el fumador se queda antes sin dientes que el no fumador. El tabaco destruye las encías.
Finalmente, no olvidar visitar a vuestro dentista habitual para que él dé las pautas más correctas para nuestra boca o nos revise cuánto y cómo nos ha afectado el verano.